La obra de cabecera es propiedad de la pintora naif Aniko Szabo y se llama Campo. Es la obra que más me agrada de todas las suyas. Melan

lunes, 12 de octubre de 2009

Encuentro


Eran uno de los tantos templados días de octubre, con el sol regodeándose entre los árboles ya frondosos y con la leve brisa que aún quedaba como resabio de un invierno ya totalmente perimido.
Gloria estaba feliz, ya hacía unos meses que no sólo hablaban por teléfono con Juance de un modo frecuente y cada vez más lanzado, más erótico, eso mirado desde alguna otra óptica puede ser nada, pero para ella era mucho. También se habían visto ya dos veces, una en Buenos Aires y otra en su provincia en el Chaco, pero como esos viajes no eran fáciles para ninguno de los dos, el teléfono era la salvación o mejor dicho.... la pasión prodigada, entregada y recibida que no podía realizarse personalmente.
Hacía unos meses que no se veían, ni ella ni él podían encontrar un rincón de su tiempo y de sus escondites para huir de sus realidades y vivir la ensoñación que significaba estar juntos.
Pero Gloria no se desesperaba, para ella, después de más de veinte años de amarlo llorando su ausencia, que ahora lo viera siquiera una vez al año y hablar semanalmente por teléfono, era todo un logro. Así es que ese martes se disponía a salir como siempre cuando suena el teléfono, era Juance.
Era un poco temprano y en día de semana, le sorprendió un poco, atendió y al oir su voz, como siempre su corazón comenzó a latir más velozmente. El llamado de Juance era muy escueto y apurado, le avisaba que al día siguiente estaría en Buenos Aires y que quería verla en la confitería de siempre a las once de la mañana.
Eso fue todo, un "chau chiquita te espero" y cortada la comunicación. Apenas si alcanzó ella a despedirse. Luego ya tranquila analizaba este casi monólogo y se decía a sí misma qué seguro estaría él de su amor que sabía que ella pospondría cualquier cosa con tal de verlo, por eso ni siquiera le preguntó si podía. Y claro que podía! Cómo no iba a poder desarmar todo lo que tuviera armado para ese miércoles si venía nada menos que su Juance, su amor de toda la vida, el hombre por quien superaba cualquier dolor, el hombre que ejerció sobre su vida la mayor influencia que con respecto a amor pueda haber ejercido después de sus hijas.
Su amor por Juance superaba cualquier obstáculo, o por lo menos pudo superar todos los que ella era la involucrada en tomar la decisión. Cuando las decisiones debía tomarlas él, ya esto escapaba al poder, a la fuerza de su amor.
Pero basta de disquisiciones pseudofilosóficas, el tema era que tenía que pensar en qué ponerse, en cómo armar el día para que parezca que iba al centro a otra cosa, en fin, toda la "misce en scene" que en estos casos necesitaba para que su marido no notara que iba a encontrarse con otro hombre. Posteriormene ella analizó también estas actitudes de su marido y concluyó en  que él, su marido, se daba cuenta, pero no le importaba, disminuía su complejo de culpa por tantos años de engaños con infinidad de mujeres, desde que eran novios que ya la engañaba. Ella pensaba algunas veces años después, que estas salidas furtivas de Gloria le parecerían a su marido como un juego de niños, él era un mentiroso avezado en engaños maritales.
En fin, lo cierto es que Gloria decidió su excusa, la facultad, siempre la facultad, pero es que aunque ese no era día de clases el estudiar en la biblioteca era algo que hacía normalmente con un grupo de compañeros, así que esta vez nuevamente la salida supuestamente sería por motivos de estudio. Preparó su ropa, una larga pollera patchwork, una blusa negra y un bleiser negro también. Sus clásicos zapatos de taco su cartera colgante y su toque de coquetería en un leve maquillage era todo lo que llevaba. Por supuesto preparó un ajuar con detenimiento, pero pensó que esta vez se verían sólo para tomar un café porque según entendió estaba con poquísimo tiempo, la empresa demandaba sus servicios con urgencia.
Juance cuando venía a Buenos Aires siempre se alojaba en el mismo hotel, uno muy cercano a la Avenida de Mayo, en la zona de Congreso. A media cuadra había una linda confitería con un reservado en el primer piso, Gloria la conocía de haberse encontrado ya una vez anterior allí con él.
Salió a horario de su casa y como era habitual en ella, llegó puntualmente a la confitería. Juance por supuesto todavía no estaba, pero no tardó mucho en llegar. Cuando lo hizo, no quiso servirse nada, ni un café. Pagó el que ella había pedido y le pidió que no lo tomara, estaba apurado.
Gloria, se alegró de verlo como siempre, pero lo notaba nervioso, mucho más que de costumbre, que en realidad por lo menos con ella no lo era.
Bajaron del primer piso de la confitería y él paró el primer taxi que pasó, le pidió a ella la dirección de un hotel,
- ¿qué hotel? le decía Gloria,
- uno, cualquiera casi gritaba él.
Allí recién ella reaccionó que él quería ir a un albergue transitorio, que quería un hotel por hora. La verdad, la tomó totalmente de sorpresa, conocía uno que ella misma había buscado con tiempo para ambos para su primer encuentro hacía por lo menos un año, pero Gloria no iba a hoteles transitorios con frecuencia, sólo lo hizo con él aquella vez y luego nunca, ella tenía su marido y éste no la llevaba a hoteles, allí se divertía con sus amantes, con ella sólo cumplía en su casa.
La situación dentro del taxi se tornó estresante porque no había dirección que indicarle al taxista y mientras recorrían las calles de Buenos Aires, de pronto vieron un cartelito "Hotel", Gloria no recuerda quien lo vio primero si él o ella, lo único que recuerda que Juance ordenó al taxista que se detenga allí, le pagó, le dejó el vuelto e ingresaron al hotel.
Pero hete aquí que el hotel de marras no era para parejas, sino un simple hotel de pasajeros y de los más bochornosos que podía haber en esa ciudad, ya se veía desde la entrada, a Juance no le importó nada, pidió una habitación para dos y ocurrió algo que Gloria jamás olvida, por primera y única vez en su vida ella fue la señora Fontini, sí porque él la registró como su esposa. Les dieron las llaves y buscaron la habitación. Estaba bien cerca de la conserjería.
Bueno, esta es una etapa de esas que jamás en la vida olvidará Gloria, indudablemente el deseo de Juance era desbordante, abrasador. Ni bien cerraron la puerta, ni dejó que ella como acostumbraba revisara cómo era la habitación, la tomó entre sus brazos y comenzó a besarla de la manera más apasionada que ella haya conocido, al tiempo que la desvestía y ya ella también contagiada de su deseo lo hacía con él. Se desvestían mientras se besaban y sin más preámbulos,  Juance la arrojó literalmente a la cama y se aplastó sobre ella, al tiempo que la besaba entera, y cuando digo entera es literalmente entera. Sus cuerpos desnudos transpiraban y se resbalaban en medio de ese sudor de pasión, Juance ordenaba y prodigaba, envolvía y se desarmaba en poses, en actos, en penetraciones diversas, toda su hombría y todas sus hormonas se hallaban presentes esa mañana y todo esto se lo transmitió a Gloria que respondió, con la misma impetuosidad, ella lo deseaba siempre, pero además... ella lo amaba desde siempre y ya se había convencido con la primera vez que hicieron el amor, que no existe en el mundo nada más placentero que el sexo con amor. Se dieron y se entregaron recíprocamente como nunca Gloria lo había hecho ni lo había recibido, la virilidad y la pasión de Juance eran incomparables, todos los años de sexo vividos con su marido no llenan uno solo de los encuentros con Juance y menos éste, que ella cree fue el más erótico, sensual, apasionado y hasta con ribetes porno que le dieron al encuentro un cariz jamás vivido ni antes ni después por Gloria en su vida. Este hombre era fuera de lo común. Y pensar que ella se enamoró de él sin conocer toda esa catarata de pasión que sabía desplegar, pensar que lo amó tantos años platónicamnte, usando sólo su corazón. Ahora que podía entregarle su cuerpo y recibir el ardor del suyo su amor por supuesto iba a ser inmortal.
Acabaron juntos después de una sesión increíble de sexo elevado a la enésima potencia, indudablemente Juance, no sólo era sumamente viril y apasionado, Gloria pensaba que algo debía amarla o también algo debía tener ella para él para que su voracidad desembocara en tamaña exteriorización sexual.
Gloria, creía que se quedarían allí unas horas, de hecho este lugar era para quedarse todo el día, pero no, su sorpresa no tuvo límites cuando Juance no le dio tiempo casi ni a terminar de vestirse, le urgía salir de alli y volver al hotel, a su hotel lo antes posible, así es que mintió al conserje que salían por un rato y nuevamente detuvo el primer taxi, le indicó la esquina de la confitería, en el camino, unas cuadras no más le dijo que ella siguiera viaje el tenía que volver, su mujer lo esperaba para ir a almorzar, había venido con él.
Toda la pasión que hacía un rato había vivido Gloria, se transformó en tristeza y mientras le indicaba al chofer el camino a la facultad dos lágrimas asomaron a sus ojos. Había vivido en menos de dos horas dos reacciones emocionales increíbles y contradictorias. Entredientes maldijo a su propio destino. En pocos minutos llegó a la facultad. Ese día su cerebro no pudo retener ni una sola línea de su libro de derecho comercial, ese día su mente sólo fue recuerdos


Melan

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