La obra de cabecera es propiedad de la pintora naif Aniko Szabo y se llama Campo. Es la obra que más me agrada de todas las suyas. Melan

domingo, 25 de octubre de 2009

Un día distinto



Miro de este lado de mi gran ventana, la luz del día, mi querido árbol de magnolia ya frondoso que deja apenas filtrarse algunos rayos del del sol. Veo los árboles y todo el follaje de las calle de enfrente y veo mi hermosa reja, con su forma especial elegida por mí que me encanta y que vista desde aquí le da a mi casa una imagen mucho más bonita de lo que la pobre está por dentro ahora, ya que le falta mantenimiento. Pero es muy bonita mi reja y estoy orgullosa porque yo la pinté, hace un tiempo claro, cuando estaba mejor, cuando no andaba sola por el mundo buscando abrigo.
Toda esta es mi visión desde este lado de la ventana y la verdad es que quisiera salir y disfrutar de todo ello y del cielo celeste que también observo, hoy me atrae la naturaleza, hoy quisiera gozarla en todo su esplendor, ah! y justamente en estos momentos un grupo de pichones de algún nido gorgogea sus primeros trinos. Es hermosa esa música y esta vista. Pero hay algo, siempre parece haberlo verdad?, sí hay algo, quienes también están aunque por suerte por ser domingo hoy no son muchos, son los autos y las personas que pasan.
De modo que la verdad hoy querría, poder cerrar todo el perímetro de mi cuadra, pedirles a los vecinos que se vayan a pasear lejos, impedir el paso de los autos y .... salir a disponer del disfrute de mi calle yo solita.
Saldría con mis gatos, con mis perros, pondría una manta y me tiraría al mismísimo asfalto y allí me quedaría acostada mirando el cielo y escuchando a los pájaros sus trinos, muchos más agradables que los sonidos de los motores y los cotorreos de las señoras que hacen sus compras alimentarias.
Correría de una punta a otra de mi cuadra y luego me sentaría a descansar en plena vereda.
Buscaría mi vieja bicicleta y andaría hasta cansarme, sólo dentro de mi cuadra. Por supuesto que esto sería como una especie de tácita convención entre los vecinos de otras cuadras para que no se acerquen a chusmear que hace la chica loca de la calle Santiago.
Creo que no tendría hambre pero si la tuviera, me llevaría unas frutas y en comunión con la naturaleza que me rodea que no es tanta porque están las casas, pero es más que en otros barrios porque hay muchos jardines y árboles, las comería.
Luego jugaría con mis gatos y mis perros y quizás me dormiría una siestita mientras todavía diera el sol sobre mi cuadra, porque como tiene orientación este, llega un momento en que ya no se ve directamente desde este lado.
Cayendo la tarde, me sentaría en la vereda de enfrente de mi casa, desde donde se ve mi tejado y me pondría quietita y sigilosa a observar cómo se vuelven a sus nidos los pajaritos, cómo pasan las bandadas de loros a refugiarse en el bosque cercano, cómo comienzan su danza de ternura, preparándose para el amor los gatos y mientras tanto comenzaría a llegar el crepúsculo y entonces sí, terminaría mi día de ilusión con el más hermoso espectáculo que se pueda tener, el sol poniéndose detrás del tejado de mi casa, con el ornamento de mi pino a su costado. Allí se reúnen a esa hora los mejores colores del universo, los fucsia, los naranjas, razgos de verdes, celestes y el azul brillante de la noche que se aproxima.
Quizás si tengo suerte este día libre en mi cuadra, termine con una noche de una inmensa luna llena, la que siempre nace grande y orgullosa de su belleza y poder justo frente a mi puerta de entrada. Me sentaría allí y permanecería sólo observándola y dándome un baño de luna que me llene de energía, calor y fuerza para soportar nuevamente la cotidianeidad de mañana desde el otro lado de mi ventana, con todo el mundo yendo de aquí para allá. Me quedaría así hasta que la frescura de la noche y el cansancio de mi día solitario y único, me hagan sentir que mi propia casita me llama desde adentro....Melan?... Melan! ... entrá mirá que está refrescando, ahora sí ya es mejor estar otra vez de este lado de la ventana.


Melan

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