La obra de cabecera es propiedad de la pintora naif Aniko Szabo y se llama Campo. Es la obra que más me agrada de todas las suyas. Melan

domingo, 25 de octubre de 2009

El reino de las hadas




Las hadas son seres muy pero muy pequeñitos, tanto que viven a nuestro alrededor y no los podemos ver, pero siempre están. Tienen lugares preferidos donde vivir, generalmente son las hojas de los árboles y plantas en general, pero mucho más les gustan los árboles poque allí en lo alto de las copas están más protegidos de los depredadores, perros, gatos y la gente.

Hay hadas mujers y hados varones y todos viven en familia y éstos a su vez en barrios que construyen sobre cada hoja de un árbol. Si pudiéramos verlos sería maravilloso, porque sus casitas son pequeñas pero tan reales como las nuestras. Conozco uno de esos barrios asentado sobre una fuerte hoja de magnolia blanca, que es un árbol muy alto, con unas enormes flores blancas y con grandes y fuertes hojas.
Allí en una de ellas un día pude divisar claramente uno de sus barrios. Era precioso, tenía casitas de techos rojos con cuidados jardines de flores de colores infinitos y desconocidos, tenían una iglesia con un pequeño campanario  y hasta una escuelita.
Lo descubrí porque soy una amante de la naturaleza y una noche me subí con una escalera y una lupa a ver de cerca cómo era la flor de la magnolia blanca, que es tan hermosa pero nunca puede vérsela bien por lo alto que están y cuando caen ya están muy marchitas.

Así que me subí y buscando una flor, de pronto miro mi lupa en mi mano brillando, no imaginé qué podría ser, así es que dejé de lado la flor y allí claramente (la lupa era de gran poder de aumentar el tamaño), pude ver la más linda imagen que haya visto nunca, la de una hoja sobre la cual estaba construido un barrio de hadas y hados. Me quedé impresionadísima y sólo atinaba a mirar, entonces los ví, todos los haditos y haditas corrían de un lado al otro asustadísimos por la intrusa, que por supuesto era yo. Hasta que en un determinado momento, de un pequeñísimo pero grande para ellos palacio se abren las puertas, yo miraba azorada aquella escena esperando lo que sucedería.                             
Sucedió que salió la reina de las hadas, porque ellos tienen un sistema de vida que se llama matriarcal, que significa que gobiernan las mujeres, en este caso las hadas.
Salió vestida con un hermoso traje largo, un frondoso cabello azul y sus finísimas alas brillaban de una manera inigualable, entonces me miró fijamente y me dijo:´
-¿Quién eres tú y que haces en mis dominios?
. Nada, señora...atiné a decir yo... cuando un pequeño hadito a su lado me espetó
-¡Más respeto! Debe llamarla Su Majestad, es nuestra Reina!
- Perdón dije yo, sólo vine a ver las flores...y...de casualidad los ví...pero, quiénes son? Extraterrestres? Pregunté ya muy asustada.
-Ja ja ja!! ji ji ji!! Reían todos,
-Ja ja!! Extraterrestres!! Por favor! Si nosotros estamos en este mundo antes que ustedes los humanos! Somos el reino de las hadas, habems millones en todos los árboles del planeta y tú viniste a dar justamente con la Reina de las Hadas de este país. Me explicó.
- Y ahora qué haremos con ella preguntó una hadita pequeñita y toda verde, muy bonita pero parecía muy enojada. Yo no decía una palabra
. Podemos convertirla en polen y que la liben las abejas mañana en el día- dijo una
- O podemos transformarla en ratón y que los gatos tengan para cenar esta noche, dijo otra.
A esta altura yo ya no estaba asombrada estaba realmente asustada y entonces me apuré y les dije:
- No por favor, yo soy una chica buena que no quería hacerles daño ni interrumpir sus vidas, sólo vine por las magnolias, les pido que me perdonen que yo no contaré esto a nadie, lo juro. Una de las hadas que rodeaban a la reina dijo:

_No sé si podremos confiar en ella...Y si va y cuenta todo deberemos partir de la tierra y adónde iremos? y lo que es peor aún ellos mismos se perjudicarán, porque ya no habrá hadas para ayudarlos en sus vidas, cuando algo se les pierde justo antes de salir y no lo encuentran y de golpe aparece justso ahí a la vista, quíen creen que son los que encontraron enseguida el objeto y se lo dejaron justo a mano?   
-Sí dijo otra, y cuando alguna de sus mascotas se pierde y lloran desconsolados, quién creen que sabían donde estaban y se los llevaron de vuelta a sus casas?
- Y cuando los bebés lloran en sus cunitas mientras la mamá les prepara la mamadera, quién creen que los entretienen y siempre logramos calmarlos?                                     
- Se están olvidando de cuando espantamos a los mosquitos que los molestan...
Yo las escuchaba y no salía de mi asombro ante tanta cantidad de cosas que estas hadas hacían en las vidas de los seres humanos y nosotros ni enterados. Pero de pronto tomé conciencia de que debía rápidamente conciliar con aquellos seres hermosos y mágicos pero que querían convertirme en ratón. Así es que les propuse nuevamente no decir nada sobre ellos y que debían creerme porque yo misma saldría perjudicada y además que las visitaría y las cuidaría siempre y que si alguna vez lo contaba sólo sería en un cuento para niños que son todos muy buenos y que con estos cuentos se van a dormir.
-Se reunieron todas en una pequeñita plazita frente al palacio chiquitito y allí, debatieron y esgrimieron todo tipo de posturas hasta que democráticamente votaron. Porque aunque tenían reina ella siempre les hacía votar para decidir algo muy importante. Entonces la reina tomó la palabra y me dijo:

-Vamos a aceptar tu propuesta, te dejaremos ir, pero desde ya te advertimos: a los adultos no se les debe hablar nunca de nosotros y a los niños podés contárselo en un cuento, pero ellos deben saber que si lo cuentan a sus papás como verdad, desapareceremos de la tierra y nunca más encontrarán a sus mascotas cuando las pierdan. Dicho esto, levantó su mano saludando, todos los haditos la vivaron y uno de ellos dijo:                                                   
-Confiamos en tí, no nos defraudes y me saludaron desde su placita con sus manitos en alto.
Yo les prometí cumplir y además les dije que fue hermoso conocerlos y como saludo les levanté mi dedito meñique.
Retiré la lupa y la hoja se veía como cualquier otra, pero desde ese día yo ya sé que en muchas de ellas puede haber un barrio de hadas y me cuido muy bien de no tocarlas.

Melan

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